domingo, 12 de julio de 2015

Vos que tanto le dolés

Ha sentido la tristeza de estar sola en una cama, aunque hay un cuerpo no hay nadie, solo es por las noches una sonrisa falsa y un poco de calor.
En el día, no es más que un puño que deja marcas en su carita.

Déjala, suéltala, no la toques, no la respires, simplemente desaparece, deja ya de hacer heridas en el alma; por favor no más ganas de llorar que un día las lágrimas se van a secar.

Sin embargo ella se perdería en cualquier laberinto con vos, vos que tanto le dolés.
Podrías con una rosa enamorar su corazón de niña pero prefieres rompérselo en pedazos, podrías tomar sus manos y besarlas con amor pero prefieres poner las tuyas hasta hacerla gritar de dolor.

Ayuda idónea, un solo espíritu, una sola carne, tan indiferentes.

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